Pasan los días. Algunos disfrutando los rayos de sol en el balcón, otros escuchando cómo cae la lluvia en mis plantas. Ella sale todos los días a darme los buenos días, con una sonrisa infinita.
Conforme pasa el día, hago pequeñas rutinas. Mi “desayuno de vacaciones”, un poco de ejercicio, orden y limpieza, cocinar cosas exquisitas.. Cantar, bailar, pintar, coser, hablar con mis amigas, amigos, familia, ver películas, leer, mis sesiones de belleza, compartir numerosos momentos con mi compañero… Y entre todo esto, ella siempre está acompañándome con esa sonrisa.
En estos días me estoy dando cuenta que no pasaba apenas tiempo en casa. Esta sensación de tranquilidad, de cuidarme y cuidar en la distancia. Viendo a gente que hacía muchísimo tiempo que no veía. Para mí, ha sido la oportunidad perfecta para dedicarme tiempo a mí, y a toda la gente que forma parte de mi vida.
Lo que tengo claro es que me quiero, y deseo transmitir ese amor a todas las personas que están allí, disfrutando y compartiendo como lo hace ella todos los días. Ella y su sonrisa infinita.
Julia, Pamplona