Ayer fue el cumpleaños de mi hija. Siempre lo hemos celebrado juntas, siempre la he podido abrazar personalmente y darle un tirón de orejas. Hasta ayer.
Ayer, hablamos por teléfono, la enviamos un vídeo de familia en el que le dijimos lo que la queremos, brindamos virtualmente con ella a través del vídeochat , pero fue un día raro. Durante todo el día, dentro de mí, se fueron mezclando sentimientos con diferentes sensaciones.
Sensación de alegría por saber que ella está bien, sensación de melancolía recordando aniversarios pasados, sensación de resignación pensando que, en estos momentos, no podemos hacer otra cosa. Alegría, melancolía, resignación…. Sentimientos en tiempo de confinamiento mezclados con emociones y sensaciones que hasta ayer no los había experimentado todos a la vez.
Marilia, Madrid
